Un año para olvidar

El título de este artículo de opinión lógicamente no se refiere al balance deportivo onubense de este 2015 que ya acaba. Más bien sería todo lo contrario y habría que hablar de un año histórico, ya que hemos tenido varios campeones y campeonas del Mundo, además de dos equipos femeninos, el Cajasol Sporting y el CB Conquero, que se merecen un enorme aplauso. Pero en cuanto al Recre sí que ha habido más de lo mismo, es decir, mucho carbón y casi todo para el mismo: Pablo Comas.

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En lo institucional se ha mentido de una manera que ya raya incluso la chulería y la prepotencia. Pero el caso es que a los rectores albiazules les da igual. Ojalá que en 2016 la justicia actúe de manera implacable contra ellos porque lo de la transparencia, trabajo, humildad, seriedad y autocrítica son detalles que no conocen ni de lejos. Dijeron que había un principio de acuerdo con Hacienda y mintieron. Dijeron que había un grupo inversor hispano-mexicano y mintieron. Dijeron que no habría despidos y que en el caso de que los hubiera los despedidos se irían estando al día y mintieron. Dijeron que no habría problemas de impagos y que llegaba músculo económico de fuera y mintieron. Y así un largo etcétera.

Culpable hay uno sobre todo. Y cómplices cada vez menos, pero sigue habiendo 'pelotas' de Gildoy que quieren morir con las botas puestas. Y damnificados pues sí que son legión. No sólo los profesionales del césped y los empleados, sino también toda la afición recreativista, que está sufriendo un daño irreparable. Y lo peor es la impotencia de ver que no se atisba solución, que esto sigue dominado por un caos absoluto, que nadie sabe si el 2015 ha sido el último año del Decano. Entre otras cosas porque nadie lo garantiza. Pablo Comas ya nunca habla públicamente, pero si algún día se le ocurre vender optimismo nadie se lo va a creer vistos los antecedentes. Antonio Martín al menos da la cara, pero incurre una y otra vez en múltiples contradicciones, Benjamín Naranjo ha hecho un papelito que vaya tela y al alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, por ahora le está faltando contundencia. El Recre Trust no pudo aportar en su día el dinero que hubiera querido, pero fue brillante la manifestación del 22 de octubre y ahora están empeñados en que se vaya sabiendo la verdad y no descartan llevar a los tribunales a los causantes de hacerle tantísimo daño al 'Abuelo' del fútbol español.

Con la que está cayendo veo hasta meritorio que la afluencia media de espectadores al Nuevo Colombino sea de más de cuatro mil espectadores o que haya más de seis mil socios. Y aquí no me vale la teoría de que hay muchos recreativistas de mentira que sólo van al campo si el equipo va bien, si está en Primera División por ver a los rivales o si las entradas cuestan cinco euros. Cada vez hay más gente aburrida de esto. Es que lo que está pasando es muy fuerte. Se están riendo de toda una provincia, de una afición muy sabia, y por ahora se están yendo de rositas. Este verano se vendió ilusión en lo deportivo y tranquilidad en lo económico. Pues unos meses después el panorama no puede ser más desolador. Lógicamente Comas ha logrado su propósito de desunir a la afición, a la prensa y ahora también a los empleados y a los futbolistas, ya que les ha pagado a unos y a otros no. La manera no puede ser más ruín y rastrera, pero esto es lo que tenemos. Muchas gracias a Pedro Rodríguez por elegir tan acertadamente al vendedor para quitarse el marrón de encima, y lo digo con toda la ironía del mundo, ya que podía haberse documentado un poco para saber que ni el uruguayo ni el madrileño eran trigo limpio. Ni lo habían sido, ni lo están siendo ni lo serán.

La guerra eterna de los comunicados siempre está encaminada a utilizar la estrategia de la distracción. O sea, matar al mensajero para ocultar las propias miserias. No se sabe cuánto vale el Recre, no se sabe si se quiere vender ni cuánto piden por él, no se conoce la deuda real y lo de la fecha de la Junta de Accionistas no deja de ser otro episodio surrealista. Y van ya... Al final el perjudicado es el club y su gente. Otro año tirado a la basura. Otro año para olvidar. A finales de enero ya estaba cantado que el equipo bajaría 17 años después a Segunda B. Y encima, si quedaba alguna opción de lograr el milagro la enterraron definitivamente quitando de un plumazo a Juan Manuel Pavón para colocar en el banquillo al archiconocidísimo en su casa a la hora de comer José Domínguez. Ahora de momento tampoco se puede fichar. Y tampoco sería serio traer refuerzos debiéndole cinco o seis meses a los empleados mil euristas. Sería bueno que la presente temporada fuera de transición. Que no se marchara nadie de la actual plantilla y el equipo quedara en media tabla y la secretaría técnica comenzara a pensar en un futuro que pasa por ir creando un bloque competitivo para buscar el ascenso en dos o tres años. Y eso puede conseguirse con un presupuesto austero. Con gente de la casa y algún refuerzo de calidad. Sin hacer locuras y con cabeza en el organigrama deportivo. Este club ya lo logró hace menos de dos décadas. Y sería bueno que le refrescaran la memoria y le recordaran esas cosas a los pésimos dirigentes que ahora nos ha tocado sufrir.

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