Juego de tronos
Hoy por hoy el Recreativo de Huelva es la casa de los líos. A veces por la complejidad de las tramas y los actores del ‘espectáculo’, supera cualquier novela de George R. R. Martin. No muere el bueno, pero casi. Con el Decano agonizante, lo transcurrido en Madrid es una pista más de que esto se va al garete sin remisión. Sin medias tintas ni discursos políticamente correctos.
Comas sigue jugando la última carta que le queda bajo la manga, la del sentimiento de una afición maltratada hasta la extenuación. Con eso presiona a un Ayuntamiento obligado a elevar su rol dentro de toda la ‘movida’ que se ha montado en torno al Recreativo de Huelva. La tan cacareada seña de identidad de Huelva puede ser la tumba política para más de uno y por eso actúan con pies de plomo, con ‘extrema precaución’.
De nuevo volvemos a sonarnos palabras como empresario, inversores, grupo.. Gente que está pero que no está. De momento todo queda en fuegos de artificio y promesas baldías. Otra vez vuelve se hablar de la marcha de Pablo Comas, de la enésima dimisión, aunque sigue siendo accionista de Gildoy con Poientose. Cuando una persona hace de la mentira la norma habitual, permítanme que no me crea nada de nada.
Y el reloj corre. El 29 es el límite que marca Ceballos y todo el recreativismo. De no solventarse la situación deportiva, el club caminaría de manera inexorable a Tercera División. No hay jugadores a los que recurrir y el filial vuelve a salir al rescate de un equipo tocado, cuando su meta debe ser otra. Pero para que se solucione la parcela deportiva deberá solucionarse la institucional, que va camino para largo con tanto sigilo y miedo.
Nadie quiere mover su silla. Salir en la foto del equipo que terminó por desaparecer una pasión de 126 años les marcaria para siempre. Es momento de pactos, alianzas y movimientos nada honorables. Y mientras tanto la afición se convierte en el único pilar al que agarrarse. Ahí estarán el domingo en Sevilla, no dejando solo a su equipo y el lunes se embarcarán en la misión de poner las cosas en su sitio desde la legalidad. Aquella que han pisoteado los que quieren marcharse con los bolsillos llenos.
