Como el caballo de Espartero

Después de seis días y 22 horas y media pensando en qué carajo tiene que ocurrir para que Pablo Comas abandone el Recre, afortunadamente hay cada semana noventa minutos en los que uno se siente orgulloso de ver en el campo a los jugadores del Decano. Es cierto que esta temporada casi nunca les están saliendo las cosas y que el fútbol que hacen casi siempre ha sido desastroso. Pero lo que no se le puede negar a esta plantilla y al cuerpo técnico es la casta y el compromiso que tienen. Con todo lo que está lloviendo sería para tirar la toalla, pero sucede todo lo contrario. Los tienen, vulgarmente dicho, como el caballo de Espartero.

Huelva24

Huelva

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Fue cruel y doloroso ver como se escapó un punto en el tramo final del partido ante el gallito UCAM Murcia después de ver como el Recre compitió con bravura y defendió a la perfección a un equipo llamado a luchar con plenas garantías por ascender a la categoría de plata. Y fue aún más cruel y doloroso todavía ver como el Jaén se llevaba de manera injusta un empate en el último minuto del descuento este domingo en el Nuevo Colombino. El Recre había hecho uno de sus mejores partidos de la temporada. No estaban jugadores llamados a ser sobradamente titulares en este equipo como Arthuro, Diego Jiménez o Zamora, además de que Jesús Vázquez y Edu Moya sólo salieron en el tramo final. Es decir, que con un equipo de retales y plagado de gente de la cantera el Decano fue mucho mejor que todo un Jaén. 

Las lágrimas de varios futbolistas al concluir el encuentro estaban justificadas. Hay quien piensa que todos los jugadores son mercenarios y que, aunque no cobren en el día a día, tienen garantizado hacerlo al final de la temporada por las garantías del sindicato de la AFE. Hay quien piensa que los futbolistas son egoístas y que no son felices si no juegan aunque su equipo gane. Pero también hay que pensar que al menos en Segunda B muchos de ellos son mileuristas y algunos son de fuera, y no debe ser tampoco nada fácil sobrevivir sin cobrar tantos meses y con la amenaza del casero de turno de echarlos de la vivienda si no pagan el alquiler, la luz o el agua. Lo normal es que se hubieran ido muchos de ellos en el mercado invernal. Lo normal sería que rajaran en la prensa del club y de sus mandatarios. Lo normal sería que hubiesen ya tirado la toalla en el apartado deportivo y estuviesen sólo esperando a que llegara el verano para cobrar de la AFE y buscar otro destino. Pero el que defiende la camiseta y el escudo del club más antiguo de este país está hecho de una pasta especial. Se está demostrando cada fin de semana. Ante el Jaén a mí al menos me pusieron la carne de gallina las lágrimas de Alejandro Zambrano o de Dani Molina.

Lo de la afición también es punto y aparte. Por todo eso el Decano no puede morir. Qué pena que los dirigentes no se den cuenta de eso. Qué pena que el Ayuntamiento de Huelva no dé definitivamente la cara y coja el toro por los cuernos. Alejandro Ceballos también tiene su mérito. Y eso que sus números son decepcionantes. Pero habría que ver a cualquier otro técnico dentro de ese vestuario. Es verdad que si yo fuera él me habría ido el día 2 de febrero cuando Pablo Comas se volvió a reír en su cara al prometerle fichajes en el mercado invernal. Pero una vez que se ha quedado está soportando estoicamente las críticas, las ausencias por lesión y sanción, los malos arbitrajes, la falta de material médico y de buenas infraestructuras para entrenar, los cortes de luz y de agua, los hoteles y viajes indignos para todo un Recreativo... Si esta gente logra la permanencia sería para hacerles un monumento. A ellos y a los trabajadores del club. A los que quedan y a los que echaron de una manera muy vil y de la que algún día se arrepentirán. Qué falta de tacto y de humanidad.

No hay ningún tipo de contacto entre la zona noble y el resto de los estamentos del club. Da igual. Esta gente tiene bemoles de sobra para morir por el Decano. Hace unas semanas nadie sabía quien era Iván Robles o José Alonso. Ahora son dos gladiadores más para la causa. Ni muchos menos desentonan. Suman. El domingo hay una nueva final por la permanencia y vistos los dos últimos partidos hay que ser medianamente optimistas. La pasada temporada pronostiqué que el Recre descendería a Segunda B si no se reforzaba en el mercado invernal. Acerté. Hace un mes dije lo mismo y aseguré que sin fichajes estábamos condenadoss a bajar a Tercera División. Pero después de lo que vi este domingo contra el Jaén, en el césped y en la grada, creo que me voy a equivocar en mi apuesta. Quiero pensar que este sentimiento no puede morir. Es demasiado grande. Después en los despachos entre todos intentaremos que se haga justicia y que el madrileño se marche sin destrozar del todo esto. El verano será muy largo y agónico. Pero en el césped en estos dos meses y medio hay que morir. Nos espera un final de infarto. Hay que sumar casi la mitad de los 33 puntos que restan por disputarse. Se puede. Hay que creer pese al mazazo del Jaén. Ese partido debe marcar el camino.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación