Cuando ya nada se espera

Este jueves tuve el inmenso honor de estar presente en la mesa redonda organizada por el ‘Recreativo Supporters Trust’, en la presentación de su primer libro. ‘Cuando ya nada se espera’, una obra que recoge los artículos de opinión de distintos periodistas, blogueros y aficionados en torno a la actualidad del Recreativo de Huelva en el pasado año. La siempre presente hemeroteca, que refleja con exactitud el deambular del viejo Decano en un 2015 que puede pasar a la historia como uno de los últimos en su longeva historia.

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Y es que vuelve con fuerza el argumento esgrimido desde el Trust para tratar de reactivar al recreativismo. El último minuto, ese momento donde lo tomas o lo dejas. En el ‘Salón Rojo’ de la Casa Colón se respiró sentimiento albiazul, pero también pragmatismo. La realidad del club es la de que el final está cerca y hay pocas vías a la que agarrarse. Nos hemos acostumbrado a que sean otros los que hayan sacado la cara por nuestro equipo y ha llegado el momento de demostrar de que pasta estamos hechos.

Se trata de mucho dinero. No solo de 2 millones de euros para el 30 de junio, hay que solucionar el camino sin salida con Hacienda y Seguridad Social, como bien apuntaron los presentes en el coloquio con la prensa deportiva como protagonista principal. Es momento para la unidad desde todas las vertientes, incluso de aquellos medios que sirvieron de altavoz para los intereses del culpable de la decadencia en el club. En veranos todos caímos en la trampa venida desde la tierra de Cantinflas y no podemos volver a tropezar en la misma piedra. Ante el postureo, las medias verdades y la indefinición, es momento de poner encima de la mesa un plan de salvación. La última oportunidad.

Cuando todos daban por muerta la recremanía, hemos sido capaces de llenar dos veces el estadio. El Decano ha vuelto acaparar titulares en toda España, recuperando la aureola de equipo simpático que había perdido tras la llegada de Gildoy, que con su prepotencia y su catastrófica gestión ha dilapidado.

Es probable que el Recreativo ya esté muerto, pero no quiero que me arrebaten la ilusión en forma de milagro. ¿Por qué no soñar con la posibilidad de que la afición, en el último momento, salve al equipo de sus amores? Como el mejor final posible para la película de nuestras vidas. Un símbolo que no podemos permitirnos perder. La joya que hemos heredado durante generaciones y cuya responsabilidad debemos asumir.

Cuando ya nada se espera de infames gestores, de políticos faltos de valor y honradez, de hombres sin escrúpulos que anteponen el lucro al sentimiento... Cuando ya nada se espera están los de verdad, tú gente. Espéranos Recre, no te dejaremos ir. Juntos hasta el final.

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