La Virgen de Huelva, transitando por las calles engalanadas del centro de la capital onubense DIPUTACIÓN DE HUELVA

M. A. F.

Huelva

Aún con las retinas y los corazones impactados por todos los emotivos momentos que dejó este sábado la procesión jubilar de la Magna Mariana de Huelva, a los devotos de la Virgen de la Bella les quedaba un acontecimiento histórico más por vivir: una despedida para el recuerdo. La patrona de Lepe ya navega hacia el puerto del Terrón después de una fervorosa despedida de toda Huelva.

La capilla del Calvario, a donde llegó la patrona de Lepe el viernes en un camión de época, estaba llene de fieles leperos y del resto de la provincia, interesados en vivir esta despedida con intensidad.

Imagen principal - La Virgen de la Bella navega hacia Lepe tras una fervorosa despedida de Huelva
Imagen secundaria 1 - La Virgen de la Bella navega hacia Lepe tras una fervorosa despedida de Huelva
Imagen secundaria 2 - La Virgen de la Bella navega hacia Lepe tras una fervorosa despedida de Huelva

Vivas y aplausos en cada parte del recorrido fueron la tónica del avance del paso de la Bella, portada a hombros. Su imagen era muy diferente a la del sábado. No lucía corona ni manto pero mantenía su esencia, sentada en su trono, con el niño, meciéndose a cada paso.

«¡Como ninguna eres, Bella Bonita!»

Sobre las 10.30 horas salió de la capilla, acompañada por la junta de gobierno de la Hermandad de la Bella y del Calvario, y fue encontrando calles engalanadas, con cadenetas de flores y mensajes en su honor como el que rezaba «como ninguna eres, ¡Bella, Bonita! Tú eres reina del cielo, ¡mi Virgencita!».

El río de gente con la reina de Lepe navegando sobre sus cabezas fue transitando por las calles Jesús del Calvario, Periodista Luca de Tena, Rascón y Bocas para ingresar en La Placeta, donde siguió la multitud inundando calles y arrastrando almas encantadas de formar parte de esta especial despedida.

La comitiva giró después hacia la calle Marina, donde la brisa se hacía más presente al terminarla para sentir el mar aun sin divisarlo. Esa sensación fue a más. Desde ahí se alcanzó la calle Sanlúcar de Barrameda, para parar en la Comandancia de Marina, donde nuevamente hubo vivas, piropos y música.

La última parada fue en el Muelle de Levante, donde embarcó la Virgen de la Bella para echarse a la mar y regresar a su puerto, a sus dominios, que son también Huelva capital, donde ha sembrado mucho amor y devoción.

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